Soy Christoph Schonborn, Arzobispo de la Iglesia Católica Romana de Viena, Cardenal.
Los saludo cordialmente.
Padre celestial, te alabo, por este día, por la vida que me has dado.
Te alabo, por mi cuerpo que empieza a envejecer, pero todavía disfruto de la vida.
Padre, te alabo porque me has inspirado desde mi juventud para amarte y buscarte: ¡es un regalo!
Padre celestial, te agradezco y te alabo por Jesús, que es la luz de mi vida y mi más profunda amistad.
Padre celestial, te alabo por el don del perdón, porque sin tu perdón, estaría desalentado.
Gracias, Padre celestial, por este día.
Te alabo Padre.
Queridos amigos, les recomiendo que alaben al Señor; sólo traten cada día de tener un momento de alabanza, esto transformará su jornada.
Denle una sonrisa a Dios.